Algo no anda
bien, dijo, por fin.
- Esa cosa
gruñe con la fuerza de un trueno, hace costa en sus piernas…qué extraño, no
deja de brotar.
Los colores se
repiten pero son insondables, eso se lo aseguro. No es que me asuste, no, para
nada. El problema es más bien… como decirlo: técnico. Ese tapón apenas si puede contener todo su caudal. y eso que ejercito mis piernas, las voy haciendo fuertes pero, lo sé, no alcanza. No quiero mostrarle mi mar a nadie.
Quiero que las
aguas busquen orillas y manchen de humedad las paredes de toda la ciudad pero sólo como ellas
lo prefieran. Estas venas se precipitaron tantas veces bajo mi vestido, ay, yo
no sé.
¡Doctor suba a
la camilla! Este fluir casi le llega al cuello.
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