Tus palabras me llegan a través
de un túnel a miles de kilómetros de distancia. Sé de vos lo que apenas dejas
ver, mientras te escondes en las sábanas. Creo que estás incompleta. Te percibo
como en un plano de Wong Kar Wai, recortada por los objetos de la habitación. Tengo que darte vueltas, fingirme
una mosca, tomar fotos por cada ángulo de tu cuerpo para completarte o
intuirte.
La desnudez nos expande sobre una cama desordenada. Perdiste partes de vos sobre estas colchas sucias, te fuiste en
un mar. Sigo con la mirada tu corriente hacia el final del colchón, donde un puente
tembloroso se enreda a la noche, por ahí cruzamos las dos.
Ya no sé a qué te pareces. Cuando
intento nombrarte se me pierde un sonido. Hasta
en los mapas se me pierde tu presencia. Te confundo con el azul de los océanos.
Me anclo a esta forma inmóvil sobre la cama, intentando materializar un
recuerdo como a un sonido azul en una explosión azul de
chicas azules.
Me alejo otra vez hacia tus
brazos, que van cerrando mis formas. "Atravesás
mares", decís y me da gracia porque si alguien en esta habitación es capaz de penetrar el azul más oscuro, esa sos vos. El dolor se te parece en la
manera de mirar, en la forma con la que te perdés en las palabras que
aprendiste. Alguien te enseñó a hablar el lenguaje azul de la decepción y
estuvo bien porque poco a poco, sobre estas sábanas y las otras donde amaneces,
encontrás las mil formas del dolor en el placer. Vas haciendo el amor y la guerra sobre la misma herida.
Me gustan los recuerdos a color
kodak 200 asas. Te imagino inquieta en todas las fotos de tus cumpleaños, como
queriendo ocultar esa sombra que se te proyectaba: la nena azul piensa y busca
en los cuadros del mantel de la cocina familiar un nombre para un extraño
deseo. Me imagino cómo habrá sido el día que esa sombra se evaporó por los
aires porque te asumiste como mujer azul.
Desde que te conocí, ya no puedo
pensar en otra cosa, en los pájaros azules, en las canciones azules que sueñan
con personajes negros, en los jazmines azules de los jardines de mi infancia,
en el azul del cielo en plena noche, en la luna resplandeciendo sobre los mares
de Valparaiso, en los autos de juguete, en las etiquetas de todas las aguas
minerales del mundo. Azul es el color más cálido.
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