jueves, 19 de mayo de 2011

Tacones lejanos




Hay algo de desventura en tu andar. Trastabillas con un pie. 

Apenas puedo percibir tus tacones lejanos y como la noche silenciosa te va enredando los pasos.

Con que mala gana te tropezaste conmigo y sin embargo me elegiste como único camino posible.

Ahi vas.

Qué siniestro es el destino del amor ¿no? te decía antes de poder dormir, porque en aquella casa era imposible, ¿te acordás? No sabiamos si era una energia errante, equivocada, dando vueltas , o los quejidos de una casa enferma de vejez.

Pero como te decía en ese entonces: qué siniestro es el destino del amor y sus desgarraduras, las más perfectas, no por profundas sino por exactas. Pareciera que supieras donde tengo tierno y susceptible el cuerpo.

La ventana rechina más que entonces y tu figura recortada pulula como un fantasma ondulado por el camino y el viento.

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